sábado, 17 de octubre de 2009

De madrugada




De madrugada
Serafín Alarcón


Génesis 15:5
Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia.

Cuando era adolescente solía salir de madrugada al patio de mi casa y sentarme a mirar las estrellas en el firmamento. Esa era la mejor hora para descubrir la hermosura de los cielos y la grandeza del universo al que empezaba a darme cuenta yo era parte. Pasaba a veces horas mirándolas y meditando sobre tantas cosas… Allí, en aquellas madrugadas comencé a tener conversaciones con Dios. A pesar de que solo alumbraban mi entorno las estrellas y tal vez la luna no sentía miedo, sabia que estaba acompañado por la persona de Jesucristo, estaba seguro que El era quien me había convidado a aquel encuentro.

Amados, cuando Jesús nos invita a hablarle, compartir con él unos minutos hay imágenes maravillosas, hay experiencias que nos han de marcar por el resto de nuestras vidas. Dios nos invita a caminar al amparo de su presencia, a compartir con él cada segundo de nuestra existencia. Ni aun el mejor ejemplo del amor de un padre por su hijo se puede comparar con la profundidad del amor que Jesucristo tiene para nosotros. ¡ Cuan maravilloso me es recordar aquellas madrugadas en el patio de la vieja casa !… Las estrellas fugaces, la luna, el rocío y la presencia del Creador en todo su esplendor.

Salmos 63
1 Dios, Dios mío eres tú; De madrugada te buscaré; Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela,
En tierra seca y árida donde no hay aguas, 2 Para ver tu poder y tu gloria, Así como te he mirado en el santuario. 3 Porque mejor es tu misericordia que la vida; Mis labios te alabarán.
4 Así te bendeciré en mi vida; En tu nombre alzaré mis manos. 5 Como de meollo y de grosura será saciada mi alma, Y con labios de júbilo te alabará mi boca, 6 Cuando me acuerde de ti en mi lecho, Cuando medite en ti en las vigilias de la noche. 7 Porque has sido mi socorro, Y así en la sombra de tus alas me regocijaré. 8 Está mi alma apegada a ti; Tu diestra me ha sostenido.

Tablitas del Señor
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