viernes, 24 de febrero de 2012

miércoles, 22 de febrero de 2012






















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martes, 21 de febrero de 2012

No temeré mal alguno

 Una madrugada mientras mi pequeña hija Clarimar estaba acostada en la camilla de un hospital en la sala de emergencias, recordé el salmo 23: 4 que dice: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento“… Al igual que él escritor de aquellas palabras, cuando estamos pasando por duras pruebas buscamos la dirección de Dios esperando encontrar oportuno auxilio y refugio. Amados, cuando nos enfrentamos a las tribulaciones de la vida, podemos vencer nuestros temores al recordar que Dios ha prometido ir con nosotros por donde quiera que vallemos.

La palabra de Dios sin lugar a dudas, alivia la carga y disipa nuestros temores consolando aun el alma más abatida. Aquella madrugada durante la larga espera en el hospital hallé consuelo en aquel sencillo versículo. Ni siquiera recordé orar por sanidad, aunque de eso el Señor se encargó. Solo pedía que me acompañara en aquella difícil hora, que me acompañara e infundiera aliento por el resto de mis días.

 Por Serafín Alarcón