lunes, 28 de noviembre de 2016

A pesar...

*A pesar de lo que pase*

¡Regocijaos en el Señor siempre! Otra vez lo digo: ¡Regocijaos! -Fil-4:4

Caminaba y sector del pueblo de Ponce, Puerto Rico cuando vi como dos jóvenes discutían por algo que no lograba entender. Uno de ellos parecía no querer seguir con la discusión mientras el otro le decía palabras que no puedo repetir. Me detuve y con gesto disimulado y mirándole a los ojos le sugerí se fuese del lugar.

Las palabras que nuestro Señor Jesucristo tiene para nosotros van acompañadas de Sanidad y sobre todo edificación. Estas son un llamado a la prudencia, un llamado a hacer el bien sin reservas y sobre todo a vivir vidas en el GOZO inefable de Jesús.

Si alguno se empeña en hablar con otro tipo de lenguaje, sencillamente no es de Dios y nada tiene con el Señor y su doctrina. El AMOR, la fe y la esperanza han de ser ese faro que nos marca la ruta hacia puerto seguro. El darnos por completo sin esperar recompensa será indicativo que esas palabras de Jesús han ido calando en nuestra conciencia a veces demasiado frágil.

Te digo, las contiendas, las envidias y los pleitos son solo una pequeña parte de la obra del mal en nuestro entorno. Hoy con fe debemos hacerle frente a esos hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad. Hoy con la autoridad del Espíritu de Dios debemos anunciar al mundo que en la Palabra de Dios encontramos defensa y refugio seguro. 

Insisto, la piedad acompañada de contentamiento y certeza de fe producen en nosotros iniciativas que solo Jesucristo puede poner en nuestros corazones. Pues amados, nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Sin embargo, el Señor se glorifica en el uso de vasos frágiles que para el mundo ningún valor tenían.


Así que, teniendo esta verdad bíblica de nuestra parte con más razón debemos regiocijarnos a pesar de lo que pase a nuestro alrededor.

!Regocijate!

-Serafín Alarcón Carrasquillo

viernes, 4 de noviembre de 2016

*Nos vemos en el CIELO* La suave llovizna que libremente se deslizaba en mis mejillas me alentaba a continuar con mi agenda de alcanzar algún alma para CRISTO. Un alma, una vida que estuviera lista y preparada para recibir una semilla de AMOR de parte de Jesús. Y bueno, una vez me encuentro en el portón de una casa sale al balcón una viejita con una de esas sonrisas de puertas abiertas. La armoniosa melodía cuando me habló me hizo olvidar que la lluvia apretaba y que si no entraba pronto me tendrían que secar con toalla. - ¿Pá donde vaz mijo? me dijo aún sonriendo. La suave llovizna, la sonrisa amplia y armoniosa de aquella singular abuela pintó un arcoiris de esperanza en mi corazón con palpito de adolescente. Yo se que me entiendes... Y, es que este trabajo en verdad me queda demasiado grande. En el he visto muchos rostros, demasiados, diría yo... Rostros tristes, amargos y de vez en cuando rostros que inspiran, vidas que solo JESUCRISTO puede formar. Han pasado tantos otoños desde que por vez primera conversé con Dona Lidia. Hoy después de cinco años consecutivos visitando su comunidad una vecina me comentó que mi amada anciana había partido con el Señor. Brevemente mi corazón se detuvo ante la amarga noticia... Entonces como milagro del cielo recordé nuestras conversaciones en aquel mismo balcón hoy huérfano hasta de sillas. Frente a su portón anhelé volver a verle. La suave llovizna que humedece mis mejillas se entremezclan con mis tímidas lagrimas. Su sonrisa amplia de puertas abiertas aun queda en mi mente como grato recuerdo de haber conocido por la gracia de Dios a mujer tan especial. - ¿Pá donde vaz mijo? Aún recuerdo con nostalgia. Nos vemos en el cielo hermana del amado Barrio Aguilita, Juana Diaz, Puerto Rico. Serafín Alarcón Carrasquillo

*Nos vemos en el CIELO*

La suave llovizna que libremente se deslizaba en mis mejillas me alentaba a continuar con mi agenda de alcanzar algún alma para CRISTO. Un alma, una vida que estuviera lista y preparada para recibir una semilla de AMOR de parte de Jesús.

Y bueno, una vez me encuentro en el portón de una casa sale al balcón una viejita con una de esas sonrisas de puertas abiertas. La armoniosa melodía cuando me habló me hizo olvidar que la lluvia apretaba y que si no entraba pronto me tendrían que secar con toalla.

- ¿Pá donde vaz mijo? me dijo aún sonriendo.

La suave llovizna, la sonrisa amplia y armoniosa de aquella singular abuela pintó un arcoiris de esperanza en mi corazón con palpito de adolescente. Yo se que me entiendes... Y, es que este trabajo en verdad me queda demasiado grande. En el he visto muchos rostros, demasiados, diría yo...

Rostros tristes, amargos y de vez en cuando rostros que inspiran, vidas que solo JESUCRISTO puede formar. Han pasado tantos otoños desde que por vez primera conversé con Dona Lidia. Hoy después de cinco años consecutivos visitando su comunidad una vecina me comentó que mi amada anciana había partido con el Señor. Brevemente mi corazón se detuvo ante la amarga noticia... Entonces como milagro del cielo recordé nuestras conversaciones en aquel mismo balcón hoy huérfano hasta de sillas. Frente a su portón anhelé volver a verle.

La suave llovizna que humedece mis mejillas se entremezclan con mis tímidas lagrimas. Su sonrisa amplia de puertas abiertas aun queda en mi mente como grato recuerdo de haber conocido por la gracia de Dios a mujer tan especial.

- ¿Pá donde vaz mijo? Aún recuerdo con nostalgia.

Nos vemos en el cielo hermana del amado Barrio Aguilita, Juana Diaz, Puerto Rico.

Serafín Alarcón Carrasquillo