domingo, 11 de septiembre de 2022

Ser su testigo

*Su Testigo, hoy y siempre* Ser testigo del Señor en una sociedad como la que vivimos no es fácil. Un mundo lleno de invitaciones a hacer lo que casi siempre a Dios desagrada. Tanta desgracia alrededor tampoco anima a muchos y cuando vemos como algunos creyentes enfrentan la pelea, ni hablar... Viendo las cosas así, parecería imposible que el ser humano viniese al arrepentimiento. Que no quedaran personas con la fe necesaria para hacer la diferencia en nuestra sociedad. No pienso igual, sé que la fe que viene de lo alto puede lograr mover ríos y montañas. Estoy convencido de que no hay lepra, no hay ceguera espiritual que Jesús no pueda arrancar de nuestras vidas. Cuando admito y reconozco que soy nada sin mi Dios, mis veredas se amplían y mi espíritu descansa. La luz de Jesucristo puede habitar en mí si primero le confío mi vida, la de mi familia y la nación a la que pertenezco. Por más pruebas, desatinos y ataques que vengan del mal, todo está sujeto al soberano dictamen del Señor para cada uno de nosotros. Solo Él nos ayuda, Él dio su vida por nosotros y es mi delicia honrarle con mi vida y testimonio hoy y siempre. Hebreos 12:1-2 Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojásemos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.

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