jueves, 25 de octubre de 2018

Son casi las 700am y me encuentro en un centro comercial de Ponce, Puerto Rico.  Aquí, con café en mano listo para comenzar a llevar la Palabra que se me ha encomendado compartir.  Mientras espero y entre cada sorbo leo estos versículos del libro de Proverbios. Que mucho necesitamos estos consejos. Cuán ávidos de escuchar el dulce verbo del Creador. ¿ Como empezar el día sin meditar en Dios? No puedo vivir sin Jesús. En verdad no puedo. Necesito hablarle y por supuesto, escucharle. El es Dios omnipotente y sin embargo me escucha y atiende con premura. ¿ lo puedes creer? DIOS ME ESCUCHA. Quiero que sepas que estoy orando por ti. Sí, todos los días mi esposa, mis hijitos y yo intercedemos por tu vida. Oramos para que el propósito de Dios sé cumpla en ti. Proverbios 3:1-3 Hijo mío, no te olvides de mi ley, Y tu corazón guarde mis mandamientos; Porque largura de días y años de vida Y paz te aumentarán. Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad; Atalas a tu cuello, Escríbelas en la tabla de tu corazón...

Son casi las 700am y me encuentro en un centro comercial de Ponce, Puerto Rico.  Aquí, con café en mano listo para comenzar a llevar la Palabra que se me ha encomendado compartir. 

Mientras espero y entre cada sorbo leo estos versículos del libro de Proverbios. Que mucho necesitamos estos consejos. Cuán ávidos de escuchar el dulce verbo del Creador. ¿ Como empezar el día sin meditar en Dios?

No puedo vivir sin Jesús. En verdad no puedo. Necesito hablarle y por supuesto, escucharle. El es Dios omnipotente y sin embargo me escucha y atiende con premura. ¿ lo puedes creer? DIOS ME ESCUCHA.

Quiero que sepas que estoy orando por ti. Sí, todos los días mi esposa, mis hijitos y yo intercedemos por tu vida. Oramos para que el propósito de Dios sé cumpla en ti.

Proverbios 3:1-3


Hijo mío, no te olvides de mi ley, Y tu corazón guarde mis mandamientos; Porque largura de días y años de vida Y paz te aumentarán. Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad; Atalas a tu cuello, Escríbelas en la tabla de tu corazón...