domingo, 18 de noviembre de 2018

No seré igual

Ya nunca seré igual...

Isabela, Puerto Rico. Aproximadamente 10.30am en una panadería de un camino rural. Allí, entré con la dulce intención de alcanzar una vida.

Dos hombres desayunaban comida fuerte en diferentes mesas. Abordé al primero mostrándole una tablita que decía: En Cristo hay esperanza. El hombre con sonrisa amable asintió y con gesto de buena gente ofrendó. Luego pasé a la otra mesa y entonces sucedió lo inesperado... Luis, ese es su nombre; me invitó a comerme algo. Le dije que acababa de empezar a trabajar y no podía.

Él insistió casi obligándome a sentarme y almorzar a tan temprana hora. Hablamos mucho, hablamos tanto que terminó confesandome que había sido misionero en varios países. Con candidez compartió detalles de su vida, detalles demasiado íntimos para compartir. Eso sí, aquel encuentro no era una casualidad. Seguro Jesús tenía planes para mi amigo Luis...

Desde la eternidad Dios prepara encuentros en nuestra vida. Encuentros que el Señor usa para que tomemos conciencia de nuestros pasos por esta.


Tanto para mi, como para este hombre joven está mañana fue demasiado intensa. Oramos juntos en el estacionamiento del local, bajo un sol candente y sin pudor alabamos a Jesús.

De eso se trata este bendito trabajo que Dios ha puesto en mis manos. Un trabajo que sin duda cambió para siempre mi vida. Ya nunca seré igual...

2 Crónicas 7:14

Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.




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