jueves, 4 de mayo de 2017

*Afanados* Hace unos cinco años evangelizaba en una urbanización del pueblo de Ponce. Al llamar en una residencia salió a mi encuentro un hombre como de unos cuarenta años. Con afable interés leyó los mensajes (tablitas) y se regocijó al reconocer que eran versículos y mensajes en un contexto bíblico.  Emocionado llamó a su esposa para que los viera. Para sorpresa mía desde el interior de la casa ella contestó con voz aspera: - ...Ahora no puedo salir, estoy limpiando la cocina!!! Entonces el caballero me miró a los ojos y con sutil sonrisa me dijo:  - Perdone hermano... Es que está como Marta... Lucas:10:38-40 Prosiguiendo ellos su camino, él entró en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa. Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual se sentó a los pies del Señor y escuchaba su palabra. Pero Marta estaba preocupada con muchos quehaceres, y acercándose dijo: -Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado servir sola? Dile, pues, que me ayude. Pero respondiendo el Señor le dijo: -Marta, Marta, te afanas y te preocupas por muchas cosas. Pero una sola cosa es necesaria. Pues María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada. Enfoca tu mirada en las cosas de arriba, no en las de la tierra. !Animo! Serafín Alarcón Carrasquillo

*Afanados*

Hace unos cinco años evangelizaba en una urbanización del pueblo de Ponce.

Al llamar en una residencia salió a mi encuentro un hombre como de unos cuarenta años. Con afable interés leyó los mensajes (tablitas) y se regocijó al reconocer que eran versículos y mensajes en un contexto bíblico. 

Emocionado llamó a su esposa para que los viera. Para sorpresa mía desde el interior de la casa ella contestó con voz aspera: - ...Ahora no puedo salir, estoy limpiando la cocina!!!

Entonces el caballero me miró a los ojos y con sutil sonrisa me dijo:  - Perdone hermano... Es que está como Marta...

Lucas:10:38-40


Prosiguiendo ellos su camino, él entró en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa. Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual se sentó a los pies del Señor y escuchaba su palabra. Pero Marta estaba preocupada con muchos quehaceres, y acercándose dijo: -Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado servir sola? Dile, pues, que me ayude.

Pero respondiendo el Señor le dijo: -Marta, Marta, te afanas y te preocupas por muchas cosas. Pero una sola cosa es necesaria. Pues María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.


Enfoca tu mirada en las cosas de arriba, no en las de la tierra. !Animo!

Serafín Alarcón Carrasquillo

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